Oscar Pintor

¿Cómo fue que empezaste a hacer fotos?
Me enganché con la fotografía a mis dieciocho años cuando estudiaba arquitectura. En una de las materias, que era plástica, nos enseñaban a fotografiar. Pero realmente le di un click alrededor del año setenta y nueve, que fue cuando me empecé a interesar en la fotografía como arte. En ese momento conocí a mucha gente que me llevó a encontrar mi canal de expresividad: Humberto Rivas, Juan Travnik, Alicia D’amico, Ataulfo Pérez Aznar. Todos esos fotógrafos se habían reunido en el Consejo Argentino de Fotografía, con el cual colaboré a principios de los ochenta. Fue entonces cuando empecé a buscar mi propia mirada. Trabajé intensamente durante más de quince años: del ’79 hasta el ’96. Después tuve una crisis con la fotografía en la que estuve casi diez años sin hacer nada. Hasta que en el 2005 trabajé en una serie que llamé “Restos de la inundación”.

Cuando hablás de encontrar tu mirada… ¿qué podrías decir sobre esa mirada?
El tema sobre cuál es mi mirada, o cómo me manejo con el tema de la imagen, me lleva a una frase de Edward Weston que decía: “yo fotografío una piedra pero que es mucho más que una piedra”. Eso es lo que, de alguna manera, siempre busqué en mi trabajo: encontrar imágenes que entiendo que sólo yo descubro. Y, por otro lado, imágenes que puedan tener distintas lecturas. A mi criterio esa es la mejor foto posible: una a través de la cual vos veas una cosa y otra persona pueda ver algo distinto. Que te vuele la imaginación o que veas poesía. La fotografía está muy cercana a la poesía.

¿Qué es para vos la poesía?
Cuando me maravillo con una imagen o un texto, con palabras que sin ser – relamidas o fáciles- me emocionan directamente. No se me ocurre otra definición. No soy un asiduo lector de poesía pero me emociona cuando leo un buen poema.

¿Por qué te apasiona la fotografía?
Tiene que ver con la necesidad de expresarme y encontrar esa poesía a la que aludía antes. Es una pasión que también está relacionada con el hacer de la fotografía como técnica; con trabajar el tema de la luz. La luz es poesía. Uno después de hacer fotos va desesperado a revelar y ver qué salió: colgás el negativo y estás deseando que se seque para hacer el contacto.

¿Cómo usás la plancha de contactos?
Viendo los contactos a veces me asombro porque los fotógrafos -cuando están entusiasmados- tiran muchas fotos. Es decir; queman muchos negativos para conseguir resultados. En mi caso muchas de las fotos que tengo en mi selección, son únicas: veo el contacto y es la única. Seguramente no tenía más fotos sobre ese tema. Me doy cuenta ahora que en muchos casos era muy certero con la mirada. Si veía algo, era raro que le hiciera muchas fotos. Y eso se ve en los contactos.

¿Hay alguna de tus imágenes que consideres tu preferida?
Creo que de esos intensos quince años de trabajo debo tener diez fotos que considero buenas o que me conforman. No tengo más. Hay algunas fotos con las que trabajo a cuadro entero y otras en las que me gusta enfatizar algún sector o hacer un poco más de síntesis en algunos casos. En general soy muy intuitivo con el tema de la imagen. Por eso es que nunca accedí a enseñar. No tengo problema en transmitir todo lo que sé, pero me cuesta estructurar toda esa información para brindarla de manera tal que le sirva a alguien. Tampoco sigo teorías. Con respecto a la composición, por ejemplo, siempre me manejo con un eje. Siempre equilibro la imagen de manera simétrica. La veo de entrada y la encuadro, no tengo muchas vueltas con eso. Y en ese sentido hay teorías compositivas que dicen que trabajar así es un desastre. Pero yo nunca estudié ni necesité esas reglas.

¿La situación política, el entorno social, influyó en tus fotografias?
He vivido los años duros de Argentina. En el ’79 recién empezaba a preocuparme por la imagen. La dictadura terminó en el 83 y celebré que así sucediera. Aunque no lo he vivido en carne propia -no tengo amigos desaparecidos, no he tenido una vivencia tan cercana como esa – sí es cierto que uno lo veía, lo sentía. De ninguna manera me considero un militante pero soy más bien de izquierda en cuanto a mi idea política general. Por otra parte, el hecho de que haga fotos situadas en el interior del país no va por el lado social, político o porque me interese mostrar la pobreza. Simplemente volvemos al mismo tema: considero que esos paisajes tienen poesía.